
El precio de no ser honestos crea un espacio que nos separa de las personas que queremos. Mentirnos a nosotros mismos nos enajena de nuestro propio ser. El octavo mandamiento habla del falso testimonio. Cuando hay una incongruencia entre lo que sentimos, hacemos y decimos, tenemos que mentir, a veces a nosotros mismos y otras veces a los demás. Descubrir la verdad y desenmascarar la falsedad en nosotros no es tan fácil, porque para que exista falsedad se requieren dos, la que miente y la que quiere creer.
Las peores mentiras, son las que nos decimos nosotros mismos. Richard Bach
Decir la verdad no significa revelar cada intimidad y cada error a toda persona.
Es grave vivir de comunicaciones no auténticas, porque impide las relaciones recíprocas y el amor al prójimo. La comunicación entre las personas no es tan solo con palabras, sino con gestos, actitudes, y hasta con silencios y ausencias se comunica con todo lo que uno hace y dice.
Papa Francisco
Un excelente artículo del Herald Media habla sobre las 10 cualidades de las personas que mienten y nos da luz sobre la mentira habitual:
Se miente buscando empatía, o aparentando estar de acuerdo con otro. Una de las razones por las que la gente miente es para controlar cómo se siente otra persona. Esconden sus sentimientos y mienten para evitar enfrentarse a los hechos.
Recuerda: No decir toda la verdad todavía se considera mentir.
Una persona que miente está sufriendo por dentro.
Antes de atacar a alguien por mentir, piensa por qué podría estar mintiendo. ¿Podrían estar encubriendo el dolor? ¿Están tratando de evitar una consecuencia negativa? ¿Están tratando de ahorrarse la vergüenza? Podrían estar sufriendo por dentro, y sus mentiras podrían ser un grito de ayuda.” Dice el artículo.
En la vida pareciera que estamos constantemente huyendo del dolor o buscando cómo retener aquello que nos da placer, seguridad o prestigio. La distancia entre lo que queremos, lo que tenemos, y lo que hacemos para mantenerlo, es la mayor tensión en la vida y la que siempre nos traerá ansiedad.
Todo pensamiento o acción que nos trae ansiedad, rencor o dolor, no es la Voluntad de Dios, es la consecuencia de habernos desprendido de ella.
Y es que colocar nuestra seguridad en cosas, personas o situaciones en el exterior y lejos de nuestra verdad, siempre trae dolor.
Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
1 Juan 3,18
Vivimos apegados a los medios sociales, escuchando mentiras que nos llevan a odiar a otros. La verdad es amor y compasión, y la mentira trae odio. Dice Jesús que la verdad te hará libre.
Si tienes que mentirte a ti mismo para estar en un trabajo o en una relación que te hace miserable, o negar un problema o adicción en la familia, por ejemplo, este no es Su plan, pregunta qué motivos albergas para mantener esta situación a escondidas. A veces nos mentimos, y nos decimos, que lo hacemos por los demás, pero otras veces evitamos la confrontación de manera egoísta, por ejemplo, por miedo a perder nuestro confort, beneficio, o seguridad.
La palabra es poder, otras veces decir mentiras es dar falso testimonio de nosotros mismos. Decirnos que no valemos, que no somos amados, que no somos suficientes, o que estamos separados de los demás, son las peores mentiras.
Somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Imitemos a Jesús.
La palabra es creadora y somos hijos de Dios.
La verdad los hará libres. Juan 8,31
La oración más valiente:
Muéstrame la verdad de esta situación. No quiero nada que Dios no quiera para mí.