Se dice que el temor de Dios, es una buena cualidad, pero, el temor de Dios y el temor a Dios son dos cosas distintas, se entiende que temor de Dios es creer y respetar su poder y omnipotencia, pero el miedo a Dios y la profunda reverencia son dos cosas diferentes: mejor respetar a Dios, pero no tener miedo “a Dios”, porque Dios es bueno. Si hay duda, leer a Juan nuevamente:
“El que teme no está perfecto en el amor.”
1 Juan
Lo dice claramente, el primer paso para entregar es darnos cuenta de que en Dios no hay castigo.
Cuando en un pasado lejano se creía que se necesitaban sacrificios para recibir beneficios, hoy sabemos que Dios es Gracia y todo lo da por gratuidad, no por mérito. Recuerden que la Biblia muestra historias de cómo un grupo fue conociendo a Dios, y de cómo Dios se relacionaba con ellos por medio de un pacto de amor. Existen algunas lecciones de la Biblia que no podemos aplicar literalmente a nuestro tiempo y contexto presente, por ejemplo, los hombres antes hacían sacrificios de animales y hasta humanos (si recordamos a Abraham), creían en esclavitud, y en algunos castigos y prácticas que ya no hacemos. Lo que sí hace sentido es que, si el destino del ser humano es ser más parecido a Dios, éste lo haga creciendo en una colaboración estrecha al participar en Su Creación, sin necesidad de destruir vidas para lograrlo. Algunas guerras todavía son aprobadas por iglesias, y algunos hasta bendicen armas, les llaman guerras santas, pero la palabra guerra y la palabra santidad son opuestas. Dios es amor.
Para lograr ser como Su imagen y semejanza, los humanos necesitamos aprender a colocar a Dios y sus cualidades, como el bien, la verdad y el amor por encima de todos los demás apegos materiales, incluyendo ideologías.
Primero, dicen sus instrucciones, busca el Reino de Dios, y su justicia, y todo lo demás llegará por añadidura. Primero vamos a Dios. Mateo 6,33
Dios todo lo da. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? Romanos 8.32
Al entregarle lo más querido, tu seguridad, tu familia, tu salud, Él no lo quitará, al contrario, como la historia de Abraham, lo bendecirá, te multiplicará y te recompensará. No hablamos de inacción ni resignación, realmente entregar exige una gran valentía, pero también conlleva un permiso: tenemos libre albedrío. Necesitamos conceder, invitar, permitir y agradecer a Dios, para que ocurran esos milagros que buscamos. Luego la entrega es seguida por la acción guiada.
Dios perdona, nos da incontables oportunidades, no lleva cuentas, al contrario, lleva gracia infinita.
Cuando oramos y pedimos la voluntad de Dios, necesitamos comprender que la expresión de Dios en nosotros es natural, pero a veces obstruimos su bien. La lección es que nuestro ego sea cada vez menos para que Su divinidad en nosotros sea más, una lección que repetía Juan el Bautista. Juan 3,30
“Entrega tu vida a Dios sabiendo que de todos modos no tienes ningún control sobre cómo las circunstancias van a resolverse, sólo puedes controlar, por así decirlo, eligiendo tu actitud, tus nuevos pensamientos y tus nuevas elecciones.”
Dios, hoy estoy dispuesto a entregarte todo lo que me agobia y hasta lo que me da alegría, aunque sea difícil entregarte, te lo entrego todo, y coloco en el holocausto, aquello que me da angustia, y en tu nombre te pido que transformes mi entrega y me lo devuelvas, todo nuevo.
Para entregar sólo necesitas tres palabras para un milagro: Haz Tu Voluntad. Y luego suelta, si vuelve el pensamiento, vuelve y entrega. Entregar es como el perdón, es una decisión de cada segundo. Hay que entregar 70 veces 7.
A veces, en el momento que nos sobreviene una crisis, es cuando al final recurrimos a la entrega a Dios, con una súplica. Es cuando alzas tus manos y dices: «No puedo más, te lo entrego todo». De esta manera comienzas a ver milagros. Entregar tu voluntad a Dios no quiere decir que no vas a actuar más en tu vida, ni que entregas tus derechos de elección, sino que si lo permites tus acciones tendrán la guía de Dios y serán encaminadas correctamente.”
Dios es bueno, amoroso, compasivo, cuando entregamos nuestras experiencias más fuertes, Él las toma y nos devuelve todo, pero renovado.
Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14
«Entrega a Dios lo más que deseas y Él te devolverá lo que verdaderamente necesitas».
El Día de hoy reflexiona y pregunta, sobre qué áreas de vida necesitas entregar; usualmente nos aferramos, que es miedo a perder; y son algunas áreas más que otras, sean la pareja, los hijos o la seguridad. Mientras más trabajo nos da entregar un área, más necesitamos entregarla a Dios. Cada vez que sientas ansiedad, repite: Dios, te entrego. Y si sientes que no puedes entregar, comenzamos por decir:
“Estoy dispuesto…” Y es la pequeña apertura, por donde la luz de Dios entrará para alumbrarlo todo.
De mi libro Los Ciclos del Alma, mañana les compartiré la oración de entrega que ayuda a entregar y a conectar con Su voluntad (lo mejor para todos). Luego de esto, verás que todo será más fácil y seguiremos con las lecciones, de manera fluida.