40 Días para sanar el alma 2025

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Día 2, Cómo discernir la Voluntad de Dios

¿Cuál es la voluntad de Dios? A menudo escuchamos: “Que sea La Voluntad de Dios”, y el repetido: “Si Dios quiere” como una inconveniente respuesta a nuestro más grande deseo. Otros, utilizan las palabras “es la voluntad de Dios” como excusa, como una manera de no responsabilizarse por sus elecciones o por no elegir. Nada más lejos de la realidad, porque es precisamente nuestro libre albedrío el mayor regalo de Dios, y el que toma elecciones alineadas a las de Dios o alejadas de Él, dependiendo de nuestro corazón. Pero la mayoría no elige, sino que reacciona automáticamente para mantener su comodidad o seguridad. Pero quedarte en una situación de sufrimiento, si hay una mejor alternativa posible, no es la voluntad de Dios. 

La voluntad de Dios es el amor y la paz, y no el sufrimiento. Dios quiere la paz, la dicha, el amor y la vida para todos nosotros.

La Voluntad de Dios no es un capricho, sino que es tu más alto bien y el de los demás, ese bien que a veces ni tú mismo puedes ver, por estar apegado a un deseo específico. 

Faltar o salirte de tu centro (hamartia) (pecar), no es sólo obrar con maldad o con lujuria, sino que sería todo aquella acción o elección grande o pequeña que hacemos (muchas veces inconscientemente), que nos aleja de tu más alta expresión: te aleja de tu salud, de ti mismo, y de los demás. Pecado, es toda elección que te aleja del propósito de tu alma, y todos en algún modo u otro, nos alejamos de diferentes maneras, por medio de nuestras pequeñas adicciones.

La respuesta es entregar, y armonizar nuestra Voluntad con la de Dios, y usar nuestro poder de elección para elegir el bien. Si pequeñas adicciones nos llevan por el mal, nuevas elecciones desde la voluntad de Dios, nos regresan a la paz. Confiar en que Dios nos mostrará el mejor camino por medio de nuestra intuición; esa comunicación interna que nos muestra por medio de la incomodidad y la insatisfacción, esos momentos en que estamos alejados de su fuente. Oremos antes de cada elección, y luego, entregar a Dios. 

Para elegir bien necesitamos desapegarnos de los resultados, de los deseos del ego, y de lo que pensamos que va a darnos seguridad y validación de los demás. La repuesta está en nuestro interior. 

Mientras más entregas lo que piensas que deseas, mejor puedes ver lo que verdaderamente necesitas. 

Libro Los ciclos del alma 

¿Qué quiere Dios para nosotros?

Precisamente muchos le temen a esa voluntad, y temiendo al Dios castigador que erróneamente tienen en su mente, no pueden entregar. Es muy difícil entregar a quién tememos. La pregunta más frecuente es, que, si tengo que seguir esa voluntad, entonces ¿Cuál es? ¿Cómo saber cuándo estoy en Su Voluntad?

Hoy ora así:

“Mi Señor, muéstrame cuál es Tu Voluntad sobre esta situación personal”.

La oración del Padre Nuestro nos invita a decir: “Haz tu voluntad en la tierra como YA es en el cielo” (traducción de King James en inglés, The King James Version (KJV)). En otras palabras, hacemos una afirmación de lo que, en la perfección de Dios, YA está hecho”. El Cielo vive en la eternidad, que es un eterno presente, y allí todas las cosas ya se han cumplido.

Otras personas temen a Dios. El respeto es válido, pero el miedo basado en un Dios que condena no tiene sentido. ¿Cómo vamos a poder imitar, entregar o confiar en Dios, cuando lo consideramos castigador? 

Lectura

Dios es amor.

Donde hay amor no hay miedo. 

Al contrario, el amor perfecto echa fuera al miedo, 

pues el miedo supone el castigo. 

Por eso, si alguien tiene miedo, 

es que no ha llegado a amar perfectamente.”

1 Juan 4,18  

Para el afligido 

El Señor nuestro Dios nos libera de todas nuestras angustias

Alabemos al Señor y Él nos responderá

Yo oré al Señor, y me respondió,

me liberó de todas mis ansiedades.

Contemplen su rostro, y resplandecerán

Si el afligido invoca al Señor,

Dios lo escucha y lo salva de todas sus angustias.

Los ojos del Señor miran a los que le buscan

sus oídos escuchan sus súplicas;

Él escucha nuestros ruegos, salva a los abatidos

Salmo 34 (Leer completo en su Biblia)