Manejando las emociones, Día 30

40 días 2024

Para procesar una emoción primero necesitamos honrarla, aceptarla, y luego trascenderla. Necesitamos aprender a conocernos: Sentimos emociones pero no somos nuestras emociones. Trascender es más importante que calmar. Calmar puede conseguirse al evadirlas, esto no es recomendable. La emoción no es negativa ni positiva necesariamente, todo depende de cómo vamos a expresarlas. Por ejemplo, el entusiasmo puede tener una consecuencia negativa, si nos lleva a tomar una elección precipitada sin tener evidencia. La fe va de la mano de la razón. Las emociones son energía en movimiento, reacciones de alerta a un pensamiento, a un evento, o las más complicadas, a una creencia subconciente desde una percepción equivocada. Emoción viene del verbo francés emovere, procede de ex ‘hacia fuera’ y movere, que significaba ‘remover’, ‘sacar fuera’, ‘sacudir’; tal es su función. Las emociones que consideramos negativas nos sacuden, son un aviso de alerta sobre alguna incongruencia con el camino del alma y cuando nos alejamos de nuestro ser auténtico. Para procesarlas, necesitamos sacarlas hacia fuera, como dice su significado. Pero todo tiene su momento.

Existen emociones diferentes pero que se sienten de la misma manera. El amor es distinto, es la causa, mientras que la emoción es el efecto. El amor se siente similar físicamente a la emoción del miedo y a la vez a la emoción del entusiasmo; se sienten similares, sudamos, nos late el corazón rápidamente, nos dan cosquillas en el estómago, nos sudan las manos y sentimos “mariposas en el estómago”. 

Trascender no es evitar, es sentir y sobrepasar. La manera de trascender las emociones es sintiéndolas. Sentir miedo no significa que no tienes fe o que eres negativo, significa que eres humano.  Es más peligroso el optimismo extremo, que la precaución centrada. Tener miedo nada tiene que ver con no tener fe. Una persona es sana y madura precisamente porque tiene la capacidad de sentir miedo, expresarlo y admitirlo. Una persona mentalmente sana también puede reconocer y reaccionar adecuadamente a las emociones de otro. 

No tener miedo al miedo. El miedo está diseñado precisamente para las situaciones sin precedentes, de alerta.

La risa es la manera de trascender la alegría, y las lagrimas son la manera de trascender la tristeza. 

La emoción del miedo en situaciones de emergencia no es negativa, nos coloca en alerta, nuestro foco aumenta, la sangre fluye hacia el cerebro, conectamos con nuestra supervivencia y la de los nuestros y pensamos en todo lo necesario para cuidarnos. 

No sentir una emoción es como querer pasar el grado sin tomar el examen. 

En vez de la negación o hacernos los fuertes buscando distracciones, necesitamos hacer una pausa y sentir. Esos sentimientos no procesados, regresan para salir en el peor momento. Aceptar y sentir evita ataques de pánico más tarde cuando ya no recordamos por qué tenemos ataques de pánico. 

Cuando alguien te exprese sentir preocupación o miedo (o tristeza), no es el momento de ser filosófico. La verdad es que la mayoría no sabemos manejar emociones y queremos “curar” por medio de la distracción. No decirles:  “no tengas miedo”, “esto es pasajero”, “no pasa nada”, “tienes que tener fe, no eres buen creyente”. Este es el momento de tener empatía y aceptar el miedo propio, porque existe mucha negación disfrazada de fe, que es realmente ignorancia del peligro (recuerden aquel otro dicho que dice “La ignorancia es atrevida.”). También existe miedo no aceptado, pero disfrazado de valentía. 

Necesitamos sentir las emociones, y conectar con nosotros, ¿dónde lo sientes? ¿En el pecho, el estómago? La angustia por un pensamiento falso es diferente. Preguntar ¿es cierto esto que estoy pensando? 

Las emociones nacen del pensamiento, por ejemplo en la repetición del peor escenario. Sobre la fe, en mi libro Los ciclos del alma, hago la historia de un sabio y un viajero creyente en el desierto. El viajero creyente pregunta al sabio. “Yo creo en Dios. ¿Qué hago cuando me voy a dormir? Ato mi camello o ¿Lo dejo suelto y confió en Dios? El sabio lo mira sin titubear.

“Hijo, ata el camello y confía en Dios”.  Así que amigos, atemos los camellos y confiemos en Dios.

Las emociones son la consecuencias, no la causa. Buscar la causa de ira y tratar de remediarla. Si sientes angustia, primero observar, luego aceptar, y respirar. El miedo es al futuro, la depresión es del pasado, la angustia es resistir el presente. Cuando respiramos damos permiso al cuerpo a relajarse. Escribe tu sentir sobre lo que te está molestando. Siente tus emociones, luego coloca tu mirada en Dios. Imagina que la emoción es un rayo, síguela con tu vista interna hasta tocar tierra. 

*Estos son consejos generales, para personas sanas, si sientes que no puedes manejar tus emociones, o estás tomando un medicamento, consulta a un profesional de la salud. 

Lee los Salmos 46, este es para la paz:

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nos da pronto auxilio en nuestras tribulaciones. 

Por tanto, no temeremos, aunque la tierra tiemble,
Y se caigan los montes al corazón del mar;

 Las corrientes del rio de agua viva alegran la ciudad de Dios,

que es el santuario de las moradas del Altísimo. 

Dios está en medio de nuestra ciudad; que no será afectada.
Dios la ayudará a que esté clara mañana. 

El Señor y sus ejércitos, está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. 

Gracias por acompañarme en estos 40 días y por sus comentarios, los leo. Algunas lecciones están en mi libro: Los ciclos del alma Gracias por compartir estas lecciones en los medios sociales, pueden ayudar a otros a tener un poco de esperanza en este tiempo.

*Si sientes que no puedes manejar tus emociones, no esperes, es importante buscar ayuda profesional.

Gracias por seguir la Cuaresma y por compartir, algunas lecciones son de mi libro Los ciclos del alma, comparte y sígueme en las redes https://linktr.ee/sharonmkoenig

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Sharon M Koenig /heaven on
earth publishing      
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®2020, 22, 23, 24
Fotos MJ Magnum 
Canva 

Aunque los mensajes y el libro tienen la capacidad de aliviar el alma, las respuestas de la autora, el libro y su contenido no pueden diagnosticar ni sustituir un tratamiento o el consejo médico o profesional. Antes de comenzar una nueva rutina de ejercicios espirituales o físicos consulte a su médico o terapeuta. Nunca interrumpa medicamentos o tratamientos sin la debida supervisión médica. Por favor, en el caso de una depresión, ya sea suya o de alguien cercano a usted y en especial cuando observe que se tienen pensamientos suicidas o de incapacidad de manejar su vida o sus emociones, acuda inmediatamente a un familiar y busque ayuda profesional, ya que estos comportamientos, reflejan una emergencia y es importante recurrir a ayuda inmediata.

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