Volver a la normalidad, puede ser más intimidante que una cuarentena. ¿Cuándo estaremos listos? El tiempo de cuarentena pasó, la cuaresma pasó, pero algunos de nosotros queremos quedarnos en la comodidad de lo conocido. Esta lección está inspirada por el escrito del querido editor de mi libro Los ciclos del alma, Juli Peradejordi, quien en su libro Cuentos para conocer a Dios, ambos de Ediciones Obelisco, nos comparte que tal como el polluelo picotea el cascarón avisando para salir, nosotros también necesitamos estar dispuestos a pedir ayuda a Dios para salir de nuestro propio cascarón. El cascarón puede ser nuestra casa, el internet, una adicción, una relación tóxica o un trabajo sin salida, como puede ser una vida llena de libertad, pero igualmente solitaria.
Una oración valiente a Dios: No quiero nada que no quieras para mí. Quita de mi ser y mi camino todo aquello que no me ayuda a crecer en el propósito del alma. Estoy dispuesto.
Cada paso hacia el frente es un adiós a quien éramos ayer.
Estar cómodos no significa necesariamente que estemos en el lugar que nos corresponde; lo familiar no siempre es progreso. La langosta es colocada en agua tibia, y poco a poco se le va elevando la temperatura, al principio estaba cómoda y en calma, pero eso no significa, que estaba segura.
Lloramos al nacer, porque estamos muy cómodos en la oscuridad, pero tal como los polluelos, un día nos toca ese momento de salir del cascarón. La diferencia entre el ser humano y el polluelo, es que el segundo tiene la responsabilidad de avisar a la gallina que ya está listo para salir a la vida exterior. A los seres humanos nos entregan el libre albedrío más tarde en la vida, cuando necesitamos ser los que decimos a Dios que ya estamos listos, que nos ayude a trascender cada cascarón.
Salir de la rutina y de lo conocido, puede ser el momento más aterrador en la vida, pero igualmente puede ser el tiempo más esperanzador. La alternativa de no crecer, es morir en vida. La oscuridad de lo conocido nos engaña con su falsa seguridad, porque tal como el bebé que va a nacer, cuando es hora de salir, saldrá sí o sí. A estos momentos de movernos hacia el otro peldaño se les llama crisis, yo les llamo metamorfosis, o simplemente ciclos. Hora de salir a la luz. Nos ha llegado una nueva oportunidad, tal como siempre sucede en cada amanecer o luego del invierno, o cuando cumples los 27, 36, los 45, los 54, o los 63. Pide a Dios cuando te sientas listo, y da el paso hacia la luz. Los valientes no caminan solos.
Que poderosa reflexión. Las analogías dan color al tema de la zona de confort. Sin cambio no hay evolución. Gracias.
Así es. Gracias a ti abrazo grande !