Dios y la abundancia, Día 18

40 días 2024

Dicen que Dios y el dinero no compaginan. El dinero es un símbolo de la tierra, mientras que la abundancia es la naturaleza de Dios. El dinero en sí no es malo, no daña necesariamente, pero nuestro apego hacia él, puede revelar una cualidad negativa pre-existente y llevarnos a la ruina espiritual. Dicen que para saber el verdadero caracter de una persona, le demos poder y dinero. Otras personas dan valor a asociarse con personas de dinero. Existe una diferencia entre la sana búsqueda de la abundancia, la calidad de vida y la sinceridad, y otra, es el apego al dinero. Abundancia es agradecer todo, incluso lo pequeño. Se vale buscar mejorar nuestra calidad de vida, y existen realidades, pero al colocar el trabajo por encima de la familia, por ejemplo, o estar en una relación sólo por el nombre y el dinero, o vender o comprar productos de engaño o nocivos para el planeta y los humanos, todas estas son formas de dar prioridad al dinero. Otra es el preocuparse demasiado, no dar y guardar enfermizamente, cuando sabemos que Dios es nuestro único dador de pan y vida. Otro nombre para una persona tacaña es miserable, o desdichado, lo que no es basado en lo que se tiene, sino en lo que se piensa que les falta, no importa cuanto dinero tienen, sienten que algo les falta permanentemente. Es mejor ser pobre honrado que rico sin valores.

Cuando el dinero nos hace traicionar: ¿Cómo es posible que Judas siendo uno de los doce, tan cercano a Jesús, y luego de recibir el pan de su mano, fuera inmune a su santidad, y le traicionara? ¿No es suficiente caminar cerca de Jesús? ¿No es suficiente sentarse con Jesús y recibir el pan de sus mismas manos, para que el mal no entre en nosotros? Ni su posición, ni ser nombrado apóstol pudo evitarlo. Esto nos muestra cuán vulnerables somos al apego, es la razón por la que vemos tanto a creyentes como a siervos de Dios traicionar su propia fe, a veces por avaricia, tal como le sucedió a Judas. Otras veces vemos cómo personas usan el nombre de Dios y la fe de las personas, para tomar su dinero, ostentar grandes templos, autos y casas a costa de los fieles.

Jesús, al hablar de la traición, se dice que estaba muy conmovido, probablemente su voz se quebró porque las traiciones duelen, era su amigo y discípulo, Jesús veía su maldad, pero nunca dejó de amarlo, quizás más dolor le daba ver lo que le venía a Judas por su traición, porque Dios no nos castiga, nos castigan las consecuencias de nuestros errores.

En el Evangelio se dice que el diablo (diábolos significa división en griego)  entró en el corazón de Judas. Pero no fue una posesión, el mal no puede entrar a nuestro corazón sin nuestro consentimiento y sin antes abrirle una puerta. Cuando el mal (un apego) toma posesión de nosotros para hacerlo realidad, antes ya hemos abierto ventanas tanto espirituales, como mentales. La mente es un estanque limpio de agua, si está puro no puede nacer enfermedad en ella, pero si está contaminado, es fértil para la enfermedad del mal. Exponerte a codicia, a envidia, a adulación, abre la puerta. A Judas, que era quién llevaba el dinero de los apóstoles, ya se le veía su apego por el dinero.

Hay personas ricas con y sin apegos, hay personas pobres con y sin apego al dinero. El dinero no es el problema, es el apego. Ese amor al dinero a veces es sutil, como cuando nos molesta que el gobierno ayude a los inmigrantes, o cuando se presume falsamente de riqueza o éxito en las fotos sociales. También está el que odia, ataca o envidia a las personas con dinero o lo contrario, las que obtienen su falso valor, al estar con ellas. 

En el escrito de Betania, Judas reveló sus tendencias cuando mostró una falsa indignación por el perfume costoso con que María Magdalena había ungido a Jesús, diciendo: “¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres?” “Pero Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón”, dice el Evangelio, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. Esto sucede a menudo. El ladrón juzga por su condición. Como vemos Judas era el traidor, enjuiciaba porque para él la avaricia y el dinero eran más importantes que seguir a Jesús. Hablaba por hipocresía porque finalmente le robó la vida misma a Jesús, a cambio de 30 monedas de plata.

¿Me quedo en una relación sin amor a cambio de la seguridad? ¿Cuáles son las monedas por las que cambiamos nuestra paz? ¿Cuál es el traidor en quién ciegamente confiamos a cambio de ventajas? ¿Miedo al que dirán, soledad, seguridad, falsos líderes, apatía, distracción? ¿Trabajo en algo que no me gusta a cambio de la plata? A veces somos el peor traidor…incluso de nosotros mismos.

Vende todo y sígueme, decía Jesús.

Los primeros Cristianos, entregaban sus pertenencias y se repartían entre ellos y los pobres, aunque estamos llamados a ser generosos, esto no es lo que somos llamados a hacer hoy, pero ser generosos, y desapegados es vivir en la Paz de ayudar y de vivir sin ansiedad, en la fe de que Dios siempre nos suple. 

Dios es abundante. “Dame tu pan de cada día” dice el Padre Nuestro, pan y vino no pueden terminarse cuando estamos con Dios, pan es sustento y el vino es el simbolismo de la vida. 

Lectura 

De nada sirve preocuparse

“No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”

“¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos? “

Mateo 6,25-31

Gracias por acompañarme en estos 40 días y por sus comentarios. Algunas lecciones están en mi libro: Los ciclos del alma Gracias por compartir estas lecciones en los medios sociales, pueden ayudar a otros a tener un poco de esperanza en este tiempo.

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