El conocimiento propio es el primer paso para encontrar tu propósito. Si buscamos trabajar en algo sólo para impresionar a los demás con nuestros logros, eso no es el propósito verdadero. Pedir a Dios que nos revele el fruto de la semilla que ya llevamos dentro. 

Leyendo la historia de Joanne, una escritora, me maravillaba escuchando sus comienzos con curiosidad —cuántas veces se dejó convencer cuando le decían que ser escritor no era una profesión “conveniente”. Aunque escribir era lo único que realmente la hacía feliz, Joanne no escuchó su voz interior y por mucho tiempo se dedicó a trabajar en varias profesiones “convenientes”. Años más tarde, luego de batallar la depresión, pasar por un cruel divorcio y vivir sin hogar y en la pobreza, recibiendo ayuda del gobierno, Joanne finalmente decidió terminar de escribir la historia que daba vueltas en su cabeza; enviándola a varias agencias literarias. El camino no fue fácil, su obra era rechazada repetidamente, pero finalmente una agencia pudo ver “la magia” de sus libros, y en tres años nuestra héroe pasó de obtener beneficencia pública, a ser una de las mujeres más prominentes de Inglaterra.

Se me olvidaba decirles, que Joanne hoy en día es mejor conocida como J.K. Rowling, la escritora de Harry Potter. El fracaso, dice ella misma, la llevó al triunfo. 

La etimología de fracasar significa romperse y estrellarse, pero Joanne ya no tenía miedo al fracaso, pues ya estaba en lo máximo de su “fracaso”, se había estrellado, había tocado fondo. ¿Qué más tenía que perder? Muchas veces eso es lo que necesitamos para al fin, actuar o mejor dicho permitir que Dios lo haga por nosotros.

El verdadero fracaso es cuando dejas de soñar, cuando dejas de creer en ti y en Dios. Pero cuidado, también puedes tener “éxito” y estar alejado de tí mismo y de Dios, entonces siempre ofrece tus dones primeramente a Él.

Todos tenemos un regalo, no es necesario llegar a ser famoso para lograr nuestro propósito, si lo miras de esa manera la mayoría estaríamos fracasados, lo que no tendría sentido. Lo que sí es importante es regalar tu don a Dios y hacerlo con amor, por más insignificante que parezca. Cuando logras compartir tu don con amor y cuando lo que haces marca la diferencia en otro ser, ya sea por medio de tu arte o por un servicio, eres famoso al menos para esa persona, y los ángeles en el cielo te sonríen. Entregar tus talentos a Dios, y siempre dar crédito por todo lo que hacemos, recordar que somos instrumento de los regalos que Dios quiere dar al mundo.

El propósito último de la humanidad, es glorificar a Dios. 

Isaías 43: 7 

El miedo nos paraliza, pero recuerda, no hay manera de fracasar (el espíritu no puede romperse), sólo se rompen nuestros sueños cuando los dejamos a un lado, vamos por los equivocados, lo hacemos para recibir aprobación o cuando nos dejamos hundir en la duda y en la desesperanza, pensando equivocadamente en nuestra insuficiencia ; creyendo que lo que nos toca hacer no es importante, alejándonos de Dios y de Su regalo.

¿Qué hubiera pasado, si Joanne no hubiera enviado ese manuscrito?

Igualmente les aseguro que no necesitas tener los logros de JK Rowling para ser exitoso. Hacer lo que te gusta con amor, es suficiente éxito, pero a veces son las expectativas las que disfrazan un logro en un fracaso, porque no se parece a la vida del ‘influencer’, del vecino, o de la celebridad. 

Ser Su instrumento en cada lugar y en cada momento es el regalo que te lleva al éxito más grande. Responder a la vida con amor, perdón y compasión. 

“Dios, dame el sueño y el propósito, para lograr ser Tu herramienta en cada lugar y en cada momento, para que por medio de mi ser, puedas dar Tu regalo a los demás. Te entrego mis ojos, mis manos y mi imaginación para que las ilumines con tu luz, y así poder llevar Tu regalo de amor a los demás.”

Gracias por acompañarme en estos 40 días y por sus comentarios. Algunas lecciones están en mi libro: Los ciclos del alma Gracias por compartir estas lecciones en los medios sociales, pueden ayudar a otros a tener un poco de esperanza en este tiempo.

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