¿Cómo amar y vencer el prejuicio? En mi libro Desde Om hasta Amén, hablo de mi peregrinaje espiritual. Es un camino recorrido por diferentes religiones, buscando acercarme más a Dios. En ese camino aprendí a ser tolerante con aquel que no sigue mis creencias, que es tener un profundo respeto hacia el camino de cada cual. La condenación, demonización y discriminación hacia otras religiones , razas y culturas, no es parte de mi fe.
Estuve leyendo la Nostra Aetate del Vaticano, que en Latín significa: “En nuestros tiempos”, es una proclamación que hiciera el Papa Pablo Sexto en 1965, como parte de las reformas del Vatican II, donde dice : La Iglesia no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.
Al final no hay mejor manera de evangelizar que ser ejemplo de lo que muestra Jesús y no hay peor manera de representarlo, que la de comportarnos de manera opuesta, como con falta de amor y compasión. Jesús amó a los Samaritanos que encontró, que aunque hoy el nombre Samaritano es conocido como símbolo de ayudar a otros, en aquella época, eran despreciados porque practicaban otra religión. Pero en la Párabola del Samaritano aprendimos, que el que ayuda a otro, está mejor que el que cree o practica lo correcto.
En la Parábola del buen samaritano Lucas 10,25
Un experto en la ley pone a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:
—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Jesús le respondió: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?
Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
—Bien contestado —le dijo Jesús— Haz eso y vivirás.
Pero el hombre quería retar a Jesús y preguntó:
—¿Y quién es mi prójimo?
Jesús respondió:
—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita (un cuidador del templo) y, al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”.
¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Preguntó Jesús
—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.
—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.
Muchas personas luchan esta verdad y argumentan que otros no hablan al mismo Dios, pero en la madurez espiritual he aprendido que aunque tengo mi propio camino, cada ser humano tiene su derecho, su propio viaje personal y su propio tiempo. Pienso que Dios no rechaza el amor de alguien que lo busque con fervor tocando a su puerta, de la manera que se presente.
Visitar la India, me dio un poco de humildad, en ella varias religiones viven con tolerancia, de hecho mi libro Los ciclos del alma, saldrá en el idioma inglés en el subconitnente de la India este mes de marzo. Me escucharán enviandoles mensajes y, aunque en inglés, compartiré algunas de mis conversaciones con autores del otro lado del mundo, que hoy por hoy, por las redes, es un mundo que ya no está tan lejos. Respeto a cada cual y les hablo desde ese lugar donde cada cual está estacionado en el paraje del espíritu, sin prejuicios. Porque al final somos uno, y todos tenemos los mismos miedos, sueños y deseos de ser amados. Me ayuda que conozco varios idiomas religiosos y filosóficos, y casi siempre puedo comprender desde donde habla cada cual, sea agnóstico, budista, hindú, naturalista, Nueva Era o ateo. Hay destellos dorados que nos unen a todos. Hablo de este tema de la compasión, tanto a comunidades sin religión o creencias, como a los devotos.
Acepto que no les tengo mucha paciencia a los fanáticos, aunque debería, porque tuve mi año de fanatismo religioso, influenciada por el grupo de creyentes que frecuentaba. Entre mis años de búsqueda fue el más triste, y aunque tenía comunidad religiosa, estaba alejada de todos los demás.
Lo más importante no son las prácticas, lo más importante es el amor.
Yo soy el Señor tu Dios, no pronunciaremos su nombre en falso.
No porque alguien mencione Su nombre significa que es de Dios, muchos usan Su nombre para obtener ventajas, poder en la política y beneficios, especialmente si hablan sobre exclusividad, miedo, prejuicio, culpa y castigo.
Dios está en tu corazón, todos somos hermanos y la llave la tienes al decir su nombre y aunque no seas perfecto, Dios escucha el llamado de todos, sea en voz alta, en voz baja, en silencio y hasta en olvido. Dios jamás nos olvida.
La mejor manera de vencer el prejuicio contra una persona de otra cultura, es ser su amigo. Si no tienes amigos de otras religiones, es buen momento para buscar uno. Igual muéstrales a tus hijos. El amor comienza por la cocina, y muchas veces compartir un buen plato de comida típica, escuhar o bailar su música rompe cualquier barrera.
Dios es amor.
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Paz, protección y bendiciones. Gracias por compartir en tus redes, aquí están los iconos incluyendo WhatsApp:
El amor lo es todo , donde hay amor , hay vida !
Gracias por compartir tus enseñanzas ❤️
Gracias así es Judith
Sharon tu libro Los Ciclos del Alma
Lo estoy volviendo a leer, mil Gracias 🙏 por ayudarme a ver todo desde el
Amor 🥰 Bendiciones
Abrazos Isabel qué alegría !