
Una de las oraciones más poderosas es el Padre Nuestro, sin embargo, muchos la repiten en automático sin detenerse a mirar su significado. Más grave aún es que se relaciona con penitencia. Sin embargo, no es un castigo sino un regalo. La oración original comienza en tercera persona, porque al decir Padre Nuestro, aceptamos que somos Uno, que Dios es Padre de todos y oramos en grupo y para todos.
Personalmente en algunas ocasiones, me ayuda el repetir esta oración en primera persona, para hacer a Dios más personal.
Instrucciones para orar:
Antes de mostrar esta oración, Jesús también nos dejó unas instrucciones de cómo orar (en el Sermón del Monte,) Mateo 6:
1- Cuando ores, hazlo sinceramente y en privado. “no para ser vistos por los demás”.
2- Entra en tu interior y en silencio, cierra las puertas de los sentidos. “Ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
3- Al orar, hazlo consciente de tus palabras. “No repitas palabras sin sentido”.
4- Ora con certeza. “Tu Padre sabe lo que necesitas antes que ustedes lo han pedido”.
Miremos un poco más detenidamente lo que significa el Padre Nuestro, para orar conscientes de su sentido.
Padre de todos, un sólo Dios que vive en un estado de amor imperturbable: el Cielo.
Padre nuestro o Padre mío, que estás en el Cielo
Amarlo, respetarlo, alabarlo, por medio de una profunda devoción, esto no es temor sino devoción, que es un profundo amor y respeto. Dios no necesita alabanza, pero al decir las alabanzas que es repetir Sus atributos, nos alineamos a Su Ser, y esto nos ayuda a recordar, por ejemplo, su amor, su misericordia y su omnisciencia. Por ejemplo, decimos “Eres el grande, el compasivo, el dador de vida, todo amor, luz, misericordia…” Recuerden que Jesús hablaba a Dios de manera personal, le decía Abba, alguien cercano, como a un padre.
Santificado sea Tu nombre
Se necesita pedir que Su Reino despierte en nuestro corazón; recuerda que el Reino de Dios YA está en tu interior, dijo Jesús. El Reino no sólo es un lugar, es un estado de conciencia de gracia, paz, amor y agradecimiento, que puedes sentir aquí y ahora cuando vives en Su Presencia:
Venga a mi Tu Reino
Este paso es el más importante, aquí invocamos y permitimos que Dios trabaje con nosotros: Permitir, invocar y dar permiso a Su Voluntad en tu vida y en la Tierra, como ya es en el cielo, o sea de acuerdo con su plan, diciendo:
Haz Tu Voluntad en la tierra como ya es en el Cielo (traducción del inglés de King James).
Confiar que Dios te suplirá todo lo que necesitas, hoy, sin mirar mañana, sino agradecer hoy en el presente por todo y en Él, al decir:
Dame hoy Tu pan de cada día
Perdonar, buscar perdón, perdonarte al decir:
Perdona mis ofensas, como yo también perdono a los que me ofenden.
Pedir Su Fuerza para no caer en la desesperanza y la duda:
No me dejes caer en tentación.
Pedir Su Protección:
Líbrame de todo mal.
Amén
Mateo 6:9-13
*Paráfrasis en primera persona
Haz esta oración con fe. En tiempos de incertidumbre, y sentido de falta de seguridad, esta oración nos protege, (y a nuestra familia), solo Dios es tierra firme, encomendamos nuestra vida a Él. El Padre Nuestro, es un código secreto para conectarnos a Dios como fuente de bendiciones, bondad y protección. De todas las prácticas, encuentro que, El Padre Nuestro es la oración más efectiva para retomar la conexión con Dios y la paz que he encontrado. Hazla con fe.
Te comparto esta manera de orarla, haz mañana y noche:
El Padre Nuestro (con significado)
Padre nuestro, Padre mío, Padre de todos, lo que pido para mí, lo deseo para todos.
Tú que estás en los cielos, en el Paraíso, en todas partes, lo cubres todo, lo sostienes todo, igualmente estás en mi corazón
Santificado sea tu nombre. Bendito es tu nombre, eres el que eres, porque nos mostraste que «Yo soy el que Soy, Yo Soy el camino, la verdad y la vida»
Venga a mí tu Reino. Invoco tu estado glorificado de amor. Hoy y siempre, transforma mi corazón y mi mente, llénalos de paz y justicia aquí y ahora.
Haz Tu Voluntad. Tanto en mí y en la tierra, como YA es en el cielo. Invoco a Dios para que intervenga en mi ser, permito Su propósito en mi vida, e invoco su estado de paz, «como ya es en el Cielo», donde ya todo es perfecto. Jesús lo invocaba a menudo: Padre, Haz Tu Voluntad. La voluntad es perfecto amor y bien para ti y para los demás.
Dame hoy tu pan de cada día. Eres mi fuente total de toda necesidad emocional, física, espiritual y mental, “no sólo de pan vive el hombre”.
Perdona mis ofensas como yo también pido perdón por las faltas, conscientes e inconscientes, del pasado presente y futuro, me perdono a mí mismo y perdono a los que me ofenden
No me dejes caer en tentación. No permitas que me derrumbe, ni dude, ni cargue rencor.
Más líbrame de todo mal. Protégeme, protege a la humanidad, a todos mis seres queridos de todo lo maligno y protégeme de malas decisiones, tanto de las mías, como la de los otros. Dame discernimiento para ver.
Amén, Gracias, lo afirmo, así sea
Repetir varias veces, te vendrá la paz. Hacemos esta oración en automático, pero si la hacemos con conciencia se convierte en un arma contra toda ansiedad o situación de desconsuelo.
Aquí les grabé la oración: