
A la hora de orar, no es necesario utilizar muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seas como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de pedirlo. Mateo 6,7
Orar es saber, y descansar en la certeza de que eres escuchado y serás respondido. Así oraba Jesús, con convicción, cuando decía: “Gracias Padre porque siempre me escuchas”, y agradecía antes del milagro. Dios ya conoce lo que necesitamos. El fin de la oración es tranquilizar y purificar nuestra alma para hacernos capaces de recibir los beneficios divinos que se nos conceden de una manera espiritual. Orar es conectarte a la divinidad, abrir un canal para recibir sus dones. El poder de la palabra es tal que por medio de ella Dios creó el mundo, la palabra que se usa en Génesis es el Logos, la mente y la palabra. Dios responde a nuestras oraciones hasta en silencio, porque siempre está preparado para darnos Sus regalos, solo que muy a menudo no estamos preparados para recibirlos, como cuando colocamos nuestra atención en el miedo y la duda, o tenemos deseos fuera del plan del alma. Luego necesitamos caminar con fe, y esto significa que actuaremos como si ya estuviera dado. Amén, significa, que así sea.
Es conveniente orar más con las acciones que con las palabras. San Agustín, Homilía
Dos errores comunes al orar es asumir que algo nos falta, que Dios no sabe lo que queremos, y luego dudar que vamos a recibir lo necesario. Orar con fe es tener certeza y agradecer de antemano al saber que Dios YA ha escuchado nuestra necesidad, y que nos dará lo mejor posible, a pesar de nosotros, porque, ¿cuántas veces queríamos algo que más tarde vimos que era equivocado? Agradecer a Dios de antemano, porque vive fuera del tiempo, ya Dios vio el presente, pasado y futuro.
No te preocupes.
Miren los lirios en el campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!…
Lucas 12,27
Y decía Jesús:
Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se preocupan por lo demás?
La paz, luego de orar, es la afirmación de que Dios (sin lugar a dudas) te responde por medio de tu corazón. Tu parte está en tener fe, que no es solo creer sino entender, sin lugar a dudas, que somos hijos de Dios y que Su naturaleza es la nuestra y que es todo amor, abundancia; en fin, que nada nos falte. Su amor es nuestro derecho y cuando Dios lo da, lo hace por Gracia. Nos toca estar dispuestos, presentes, imitar a Dios en nuestras acciones, actuar, escuchar y colaborar con el plan de Dios.
Sin nuestro permiso, participación, invocación, humildad o determinación, se nos escaparán sus respuestas. Dios echa bendiciones de acuerdo con el envase que tenemos, muchos tienen envases rotos, otros pequeños, pero demasiados ni siquiera saben que tienen un envase para recibir sus bendiciones. Dios no puede dar nada que no sea a través de nosotros, y Dios no puede darnos nada que no sea Él mismo.
Orar es colocar el pensamiento en Dios.
No olvidar que Dios es todo bueno, indescriptiblemente poderoso, amoroso, y compasivo. Tu sufrimiento no es necesario para su aprobación, o para tu salvación, ni mucho menos para recibir Su amor.
Cuando invitamos a Dios, si le permites, Dios comenzará a mostrarte una mejor situación, sucede poco a poco, a veces por medio de información que llega por escritos o personas que van revelando una nueva realidad. A veces hasta por puertas que se cierran.
Escucha tu corazón, y no temas ver lo que necesitas cambiar. Ten fe en que Dios hará todo nuevo. A veces para que tu pedido se logre, se necesita esperar que algo importante que no sabes, ocurra antes del pedido.
Muchas veces terminamos de resolver una situación y llega otra, pero los cambios son constantes y necesarios, siempre existe algo nuevo por descubrir de nosotros, por actualizar, mejorar y avanzar: se llama crecimiento y hasta en el Cielo continuaremos creciendo. No te sientas culpable ni te agobies. Solo observa, coloca tu atención en la abundancia de Su amor. Ora en silencio o en voz alta, Dios ya sabe tu situación; y no necesita de nuestras instrucciones.
Ten fe, no dudes. Todo lo que pidas a Dios, creyendo, lo recibirás.
Jesús en Mateo 21
Jesús nos muestra la oración del Padre Nuestro, hacerla con fe. En la próxima lección hablaré sobre su significado.
La oración por medio de la fe debe nacer de una certeza inquebrantable de que Dios te escucha y te dará lo mejor, como lo harías por tu propio hijo. Si logras entregar totalmente las condiciones del pasado, Su mejor voluntad para tu vida creará un presente y un futuro inimaginable. Confía, elige cambiar y suelta los fracasos del pasado. Olvida la duda y ten fe que, en el nombre de Dios, todo cambiará para bien.