
El don del consejo, junto a los otros dones que nos da el Espíritu Santo, es un gran tesoro. Es representado por la balanza, donde colocamos nuestras inquietudes para “pesar las cosas”, para tomar la mejor decisión. ¿Qué pesa más? Es unos de los 7 dones mencionados por el profeta Isaías, como la prudencia.
Es la respuesta a esta pregunta clave que debemos hacernos en cada momento:
“Esta elección, ¿Me acerca más a Dios, o me aleja?“
Dijo el Papa Francisco: Consejo es elegir desde la voluntad de Dios en vez desde los deseos propios, estar resguardado por la reflexión antes de actuar y luego por la prudencia de hacer lo debido en el momento debido, y de la habilidad de poder transmitir esta recomendación e inspirarla a los demás. Es una lluvia de sabiduría que cae sobre nuestra conciencia. Para hacerlo primero necesitamos estar abiertos -por medio de la oración- a la guía de Dios. (Audiencia General 2014)
Sin esa guía nuestro juicio está comprometido con nuestros deseos, opiniones, pasiones y sueños personales, que no necesariamente son la voluntad de Dios, sino que pueden llevarnos a precipitarnos a actuar, o hablar fuera de contexto. Es por medio de hacer una oración de súplica constante a Dios «Mi Dios muéstrame el camino» que podemos obtener discernimiento.
No quiero nada que Dios no quiera para mí es mi oración preferida (De mi libro Los ciclos del alma).
Entre los peores enemigos del consejo de Dios están nuestros apegos, eso que no queremos soltar. Elegir hacer lo que hace la mayoría para ser aceptados para no levantar polémicas, es una piedra en el camino del don del consejo. Nuestros hijos son la primera prueba, muchos padres hemos perdido el don del consejo cuando somos retados por nuestros hijos, pero el punto de referencia de la familia debe estar bendecido y fortalecido por buenos valores.
Demasiadas veces nos rendimos a la voz del mundo en vez de seguir la voz de Dios. Requiere mucha valentía hacer lo correcto. Necesitamos igualmente resguardarnos de malos consejos y sólo preguntar y escuchar a quién tenga a Dios en su corazón. ¿Cuántas veces hemos actuado motivados por un mal consejo? ¿Cuántas veces buscamos a alguien, no para consejo sino para que sea un aliado de nuestro error? El apego a los bandos en vez de a la justicia, nos nubla la vista. Cuando vemos una noticia en la prensa y vemos que la mayoría está de acuerdo con un comportamiento -que en nuestro corazón sabemos que no es la voluntad de Dios -no somos capaces de decir lo que pensamos. Nos pasa a todos, nuestras voces han sido apagadas por miedo a parecer intolerantes, pero nuestras voces deben ser más fuertes que las de la injusticia. Orar.
El Señor anula el consejo de las naciones; frustra los designios de los pueblos. Salmos 33,10
Escucha el consejo, y recibe la corrección,
Para que seas sabio en tu vejez.
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre;
Mas el consejo de Dios permanecerá.
Contentamiento (satisfacción, plenitud) para los hombres, es hacer misericordia.
Proverbios 19,20
El mejor consejo que puedo dar a alguien que me pide dirección, es dirigirlo a Dios con sus preguntas. La mayoría en vez de escuchar a Dios, sólo pedimos. Las emociones tampoco son totalmente de fiar. Necesitamos una guía que pueda ver más allá de nuestros sentidos, que sepa el presente y el pasado, y más importante, que pueda ver nuestro futuro, no hay psíquicos, sólo Dios puede hacerlo. La paz que nos da Jesús es diferente a la lucha propia. Es mejor rendirte para darle una oportunidad y descansar en su guía.
Muchos son los planes en el corazón del hombre, más el consejo de nuestro Señor permanecerá. Proverbios 19,21
La respuesta a la paz es la prudencia y la templanza, y el opuesto es precipitarnos. Por la ansiedad de obtener un resultado deseado, por miedo a perderlo. Cuando estemos inseguros de qué camino tomar, lo primero es desprendernos de eso que nos da ansiedad, porque si algo nos da ansiedad, la sola idea de no obtenerlo, por ejemplo, en sí mismo ya es una bandera roja, pues nada puede ser más importante, que lo que Dios quiere para nosotros.
Señor, derrama sobre mí el don del consejo, que al final es el don de reconocer tu más alta voluntad.
Gracias por leer las lecciones y por sus comentarios. Algunas de las lecciones están en mis libros, aquí mis enlaces. Gracias por compartir estas lecciones en los medios sociales, pueden ayudar a otros a tener un poco de esperanza en este tiempo. Mañana tendremos otra lección, todas van invocando y aclarando los diferentes dones, no olvides hacer la oración de la primera lección.
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