Día 16. Nada nos desgasta más que cubrir una verdad que no queremos ver, sea de nosotros o de otra persona. El octavo mandamiento habla del falso testimonio. Cuando hay una incongruencia entre lo que decimos, hacemos y decimos, tenemos que mentir, a veces a nosotros mismos y a otros. Descubrir la falsedad no es tan facil, porque para que exista falsedad se requieren dos personas, la que miente y la que quiere creer. El precio de no ser honestos crea un espacio que nos separa de las personas que queremos. Mentirnos a nosotros mismos nos enajena de nuestro propio ser.
Decir la verdad no significa revelar cada intimidad y cada error a toda persona, más bien es un descubrimiento interno sin juicios, y es un a búsqueda personal.
Es grave vivir de comunicaciones no auténticas, porque impide las relaciones recíprocas, y el amor al prójimo. La comunicación entre las personas no es solo con palabras, sino también con gestos, con actitudes y hasta con silencios y ausencias; se comunica con todo lo que uno hace y dice. Papa Francisco
Un ejemplo en las relaciones. Cuando hay falsedad de una parte en una relación se viola el consentimiento de la otra persona, que sólo actúa positivamente respondiendo a lo que piensa que es, cuando en realidad no es como se piensa que es.
Un excelente artículo del Herald Media habla sobre las 10 cualidades de las personas que mienten y nos da luz sobre la mentira habitual:
Se miente buscando empatía, o aparentando estar de acuerdo con el otro. Una de las razones por las que la gente miente es para controlar cómo se siente la otra persona. Esconden sus sentimientos y mienten para evitar enfrentarse a los hechos, y mientras, obtener un beneficio.
Recuerda: No decir toda la verdad todavía se considera mentir.
Una persona que miente está sufriendo por dentro.
Antes de atacar a alguien por mentir, o quizás podríamos ser nosotros mismos, piensa por qué podría estar mintiendo. ¿Podrían estar encubriendo el dolor? ¿Están tratando de evitar una consecuencia negativa? ¿Están tratando de ahorrarse la vergüenza? Podrían estar sufriendo por dentro, y sus mentiras podrían ser un grito de ayuda.” Dice el artículo.
En la vida pareciera que estamos constantemente huyendo del dolor, o buscando cómo retener aquello que nos da placer, seguridad o prestigio. La distancia entre lo que queremos y lo que tenemos, es la mayor tensión en la vida y todo lo que hacemos para tratar de mantenerlo, es lo que siempre nos traerá ansiedad.
La peores mentiras son las que nos decimos nosotros mismos decía el autor Richard Bach.
Todo pensamiento o acción que nos trae ansiedad, rencor o dolor, no es la Voluntad de Dios, es la consecuencia de habernos desprendido de ella. Y es que colocar nuestra seguridad en cosas, personas o situaciones en el exterior y lejos de nuestra verdad, siempre trae dolor.
Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
1 Juan 3,18
Dice Jesús que la verdad te hará libre. Si tienes que mentirte a ti mismo para estar en un trabajo o relación que te hace miserable, o negar un problema o adicción en la familia, por ejemplo, este no es Su plan. Pregunta qué motivos albergas para mantener esta situación. A veces nos mentimos, y nos decimos que lo hacemos por los demás, pero otras veces es por miedo a perder nuestro comfort, beneficio y seguridad, o al evitar la confrontación.
En el Sermón del Monte Jesús dice: “Ser perfectos como mi Padre es perfecto.” Aquí no se refiere a la búsqueda de la perfección terrenal, que es inalcanzable, pero sí, el buscar ver todo con los ojos de Dios, que es ver la verdad de una situación cuando decimos: Haz tu voluntad, como ya es en el cielo, palabras que también dice la oración de Padre Nuestro y que asume que ya existe una contraparte de perfección de nuestro diseño original y que comienza por el pensamiento.”
La palabra es poder, decir mentiras es dar falso testimonio de nosotros mismos. Decirnos que no valemos, que no somos amados, que no somos suficientes, que estamos separados de los demás, es de las peores mentiras.
La palabra es creadora y somos hijos de Dios, en Génesis, es el Logos el que crea el Universo, por medio del Cristo y todos podemos invocar al Cristo interior.
La oración más valiente:
Muéstrame la verdad de esta situación
Los ciclos del alma
Gracias por acompañarme en estos 40 días y por sus comentarios. Algunas lecciones están en mi libro: Los ciclos del alma. Gracias por compartir estas lecciones en los medios sociales a continuación, pueden ayudar a otros a tener un poco de esperanza en este tiempo.