¿Cómo reconocer la voluntad de Dios? Se escucha decir a menudo “que sea La Voluntad de Dios”, “Si Dios quiere” Pero, ¿qué quiere Dios para nosotros? Muchos precisamente temen a esa voluntad, temiendo al Dios castigador que erróneamente tienen en su mente. La pregunta más frecuente es, si tengo que seguir esa voluntad, entonces ¿cuál es? ¿cómo saber cuándo estoy en Su Voluntad? La voluntad de Dios es el amor y la paz. Sí. Dios quiere para ti la paz, la dicha, el amor y la vida.

La Voluntad de Dios no es un capricho de Él, sino que es tu más alto bien, ese que ni tú mismo puedes ver. Faltar (pecar), no es sólo obrar con maldad o con lujuria, sino que sería todo aquella acción o elección grande o pequeña que te aleja del amor hacia ti mismo y hacia los demás. Demasiado dulce empalaga, busquemos balance y el martirio amarga el alma.

La respuesta es entregar y armonizar nuestra Voluntad con la de Dios, usar ese poder de elección, para elegir escucharle, y que Él nos muestre el mejor camino. Es orar antes de cada elección y entregar a Dios. Para esto necesitamos desapegarnos de los resultados y deseos.

Mientras más entregas lo que piensas que deseas, mejor puedes ver lo que verdaderamente necesitas. (De mi libro Los ciclos del alma)

Inspirado en San Mateo 5

Los dos mandamientos más importantes que nos da Jesús :

Ama a Dios sobre todas las cosas, y luego desde ese amor, ama a tu prójimo como a ti mismo.

Hoy Ora Así :

“Mi Señor, muéstrame cuál es Tu Voluntad sobre esta situación personal .”

Igualmente el Padre Nuestro nos invita a decir , “Haz tu voluntad..en la tierra como ya es en el cielo. ” En otras palabras, hacemos una afirmación.

Otras personas tienen miedo de Dios, el respeto es válido, pero el miedo basado en un Dios de condena no tiene sentido. ¿Cómo vamos a imitar, entregar o confiar en un Dios castigador? Dios es amor.

El Señor nuestro Dios nos libera de todas nuestras angustias

Alabemos al Señor y Él nos responderá

Yo oré al Señor, y me respondió,

me liberó de todas mis ansiedades.

Contemplen su rostro, y resplandecerán

Si el afligido invoca al Señor,

Dios lo escucha y lo salva de todas sus angustias.

Los ojos del Señor miran a los que le buscan

sus oídos escuchan sus súplicas;

El escucha nuestros ruegos, salva a los abatidos

Salmo 34

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