El don de la fortaleza

Espiritualidad

La fortaleza es una fuerza que va más allá de lo comprensible.  El Espíritu Santo no sólo da la sabiduría de comprender, de elegir, de amar, de obedecer, sino que también nos da la fuerza para lograr la más grande de sus encomiendas. La fortaleza no es lo mismo que el poder personal que desea conseguir las cosas de este mundo. La fortaleza nos llega en momentos cuando la vida nos trae retos y cansancio, como en este tiempo de pandemia y revueltas. La compasión y la indignación levantan fuerzas donde antes no existía. Ya sea enfermedad, una pérdida física o personal, una injusticia o la peor de todas, que es la pérdida de la fe, siempre podemos pedir la fortaleza de Dios para ser su instrumento.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Filipenses 4,13

Lo opuesto a la fuerza, es la resignación y la indiferencia.

Cristo es la parte de Dios que nos abraza a todos, sin importar la religión, el color, la cultura o la creencia.

La fortaleza tampoco es resistir, todo lo contrario, no es un puño cerrado,  sino las manos abiertas en cooperación. Soltar, invitar y entregar son más conducivos a la fortaleza que los puños cerrados. En la unidad está la verdadera fortaleza.

A veces nos caeremos, pero fortaleza no es la garantía de no caer, sino la promesa de que con Dios, Él nos levantará luego de cada caída.

Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse, mientras el debil cae en el mal y no puede levantarse 

Proverbio 24,16

En mi libro Los ciclos del alma hablo de la diferencia entre lucha y el esfuerzo. La lucha es la energía propia sin Dios, el esfuerzo, es dar todo, pero junto a la fuerza de Dios.  Luchar sin Dios por nuestros medios es la receta del desgaste. La fuerza física es momentánea y no viene necesariammnete de ser un líder fuerte, porque el dominio viene de nuestra voluntad personal, mientras que la fortaleza viene del alma cuando actuamos como un instrumento y entregamos la voluntad. Es un error decir: “Dios nos da retos, que podemos sobrellevar.”  Al contrario, Dios nos da fortaleza ante los retos, pero Dios no provoca o envía estos retos, es un Dios de bondad. Los retos llegan porque vivimos en un mundo lleno de error, pero Dios siempre nos da la fortaleza de seguir hacia adelnate para sobrellevar los obstáculos— los que muchas veces suceden como consecuencia de nuestras propias elecciones o las de otros. Dios nos da sabiduría para utilizar esas lecciones para crecer, y acercarnos más a Él. Tal como la Cruz, Dios no la envió, pero sí la utilizó como una barca para llevar a la humandad más cerca de su tierra de paz por medio de su Ungido.

La fortaleza es lo que invocamos cuando estamos tentados a caer en acciones que nos alejan de su camino.  Es la fuerza que recibió David para derribar al gigante Goliat, con el mínimo esfuerzo. “Si estás conmigo mi Dios, quién puede contra mi.”  Salmo 25,4

La fortaleza es necesaria, a veces tanto para decir un Sí y comprometernos con una causa—aunque pensemos que no estamos listos, como para decir NO —cuando nuestro corazón lo rechaza.

Una de las más grandes encomiendas del Espíritu es la fortaleza por medio de la fe, si perdemos esta fortaleza, todo lo demás se derrumba y comienza la ansiedad y la desesperanza.

La fortaleza más grande viene de soltar las cosas que tenemos agarradas dentro de nuestros puños. Venga a mi Tu Reino y Hágase Tu Voluntad, cómo ya es en el cielo, decimos en el Padre Nuestro.

Como dice esa linda historia, al soltar, sucede que aunque creías que estabas solo, las huellas en la arena ya no son tuyas , sino que son las Dios quien te va cargando con su fuerza inagotable.

No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la mano derecha  de mi justicia.
Isaías 41,10
Pide fortaleza en el nombre del Señor , y declara su nombre 
Zacarías
Ora:
Mi Dios, tengo miedo, estoy cansado, no tengo fuerzas, vengo a rendirme a tus pies, para que recargues mis fuerzas eternamente. Eres la fuente inagotable de amor y paz. Gracias. 
…quédate tranquilo en la paz de saber que Dios es Dios. Salmo 46,10

Por Sharon M Koenig

  1. Soko says:

    Infinita mente agradecida ????????

  2. Herbert Lamboy- Cruz. says:

    Saludos y mi deseo de Bendiciones infinitas para Usted, Señora Koenig; Siempre Me es bueno poder leer lo que Usted escribe. Dios Le Bendiga Más.

  3. Mitchael says:

    Si cada vez que sentía que fe se apagaba era cuando más enferma y abatida me sentía es como no tener vida o un cuerpo sin alma

  4. Alejandra Aiello says:

    Gracias por tu reflexión, mirando mi vida hacia atrás puedo comprender de dónde vino la fuerza en determinados momentos difíciles y también, por qué tantas veces me he sentido desgastada creyendo que podía hacerlo sola

  5. Sandra says:

    Gracias gracias gracias siempre por estas palabras , Dios tanto me fortalece y sin ninguna duda siempre me levanta y así cada día más feliz comienzo mi día sabiendo que esta a mi lado????????

Sharon M Koenig /heaven on
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Aunque los mensajes y el libro tienen la capacidad de aliviar el alma, las respuestas de la autora, el libro y su contenido no pueden diagnosticar ni sustituir un tratamiento o el consejo médico o profesional. Antes de comenzar una nueva rutina de ejercicios espirituales o físicos consulte a su médico o terapeuta. Nunca interrumpa medicamentos o tratamientos sin la debida supervisión médica. Por favor, en el caso de una depresión, ya sea suya o de alguien cercano a usted y en especial cuando observe que se tienen pensamientos suicidas o de incapacidad de manejar su vida o sus emociones, acuda inmediatamente a un familiar y busque ayuda profesional, ya que estos comportamientos, reflejan una emergencia y es importante recurrir a ayuda inmediata.

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