La ira conduce a más odio. Pero cuando la indignación está moldeada por el amor,  puede llevarnos a una acción a favor del bien. La oración es el primer paso para guiarnos porque nos conecta al amor de Dios que siempre será el verdadero amor.  El fanatismo es una enfermedad mental, sea de la creencia que sea y nos lleva a cosas impensables en nombre de Dios.

Vivimos en un mundo donde existe la belleza pero los que han olvidado el amor, viven de prejuicios y odio. Necesitamos tomar todas las precauciones para evitar que nos afecte. El miedo a veces causado hasta por la misma religión nos envuelve en su manto de rechazo a todo el que es diferente. ¿No había un apóstol del mal, justo entre medio de los doce? En esta tierra estamos expuestos al mal, pero siempre podemos elegir a Dios y su amor. No necesitamos participar del odio sino de la solución. Esta lección aplica a cualquier situación de indignación que estemos pasando.

¿Cómo puedes ayudar?

Piensa ¿cómo puedes cambiar el juicio por el amor y la acción?  El día fatal del 911, recuerdo haber llorado con una amiga palestina. Otro ejemplo es el racismo. Igualmente asegúrate que no tengas prejuicios contra la comunidad LGBT ni de otras culturas o religión. Ayuda a abrir las puertas de tu corazón, tu casa y tu iglesia a la paz.  La mejor manera de aprender sobre otro es siendo su amigo. Luego, habla con alguien que tenga cualquier tipo de prejuicio y ayuda a que puedan verlo de otra manera. No tenemos que estar de acuerdo con la religión o las creencias de otro, para amarlos. No podemos comprender, cuando no hemos caminado en los pasos del juzgado. El silencio es indiferencia. Aléjate de narrativas de odio de internet.  Busca cómo ayudar a otras comunidades que están en necesidad.  El odio se combate con el amor.

Sharon M Koenig